Me siento ceniza.
Me lleva el viento. Ilusión de libertad.
Pero es falso, insípido este vuelo.
Pertenezco al suelo, al olvido del fuego.
Ya no soy...ni seré otra cosa.
Y si el viento me llora
es porque ha sabido amarme.
Y yo, que no me he atrevido a bailar con él,
le pediré que me arrastre lejos,
donde ni siquiera su silbido pueda alcanzar mi sombra.