Sos tu propio enemigo en la batalla más escandalosa. Sos víctima y victimario, dueño y esclavo de tus yoes…sos alma, cuerpo, mente, voz, vida y muerte…
Pero no sos uno ni sos varios. Sos parte de una masa que se deforma para separarse de sí misma, y se estira…tanto que olvida que cada parte de sí depende de la otra, que sus esencias las vinculan y son un todo, la misma materia, una sola alma disuelta en partículas.
Sos tu propio enemigo y, para vencerte, vas a renunciar a la victoria. Solo cuando lo arriesga todo el yo se redescubre, se reencuentra consigo.
Y hoy vos, tu enemigo y tus diversos yoes van a ser los que dibujen tu destino en el ahora.
Y, a cada instante, la batalla va a recomenzar.
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