domingo, 4 de marzo de 2012

La Nada misma







El todo comenzó a dividirse lentamente. Nadie notó al principio el cambio, y nadie quiso advertirlo después.
Las partes del todo eran cada vez menores y a la vez crecía constantemente el espacio entre ellas.

Llegó el momento en que algunos intentaron detener el desastre inminente, pero no eran muchos y su voz no fue oída.
El tiempo pasó hasta que no fue posible ya devolver el todo a su forma original...porque éste se estaba transformando en la nada misma de la inexistencia absoluta.


Y un día, un terrible día de calor sofocante, el todo perdió finalmente su esencia auténtica.







Hoy no queda nada por hacer más que detenerse en la contemplación del vacío que alguna vez fue ese todo indivisible que nadie recuerda ya.













...


Y un día, un frío día de tormenta...la nada debió rendirse frente a la existencia inevitable de un algo. Y ese algo creció y se multiplicó.

El tiempo pasó hasta que todos los algo se dieron cuenta de que formaban parte de un todo único y se unieron.


Y, una vez más, se completó el ciclo.


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